vol.245 – Fraguas revive. Repoblando el futuro: del éxodo rural al neorruralismo
Esta semana desplazamos nuestro estudio móvil de radio libre hasta la aldea de Fraguas (Guadalajara), para conocer de primera mano este proyecto de repoblación neorrural orientado hacia la autogestión y la autosuficiencia. No se trata solo de reconstruir una aldea abandonada, sino también de construir una sociedad más justa. Nos atienden Jaime, del proyecto de Fraguas, y Santi, de Ujados.
Emitimos este programa desde Casa Cándida, la primera vivienda reconstuída en Fraguas, allá por 2013. Aquel año, desembarcaron en esta aldea despoblada forzosamente en 1968 un grupo de personas dispuestos a explorar otros modelos de convivencia y otras formas de trabajo en conexión con la naturaleza, con líneas de trabajo relacionadas con la autogestión y la autosuficiencia. Para ello decidieron abandonar la ciudad y volver al campo. Un proyecto vital y a largo plazo no exento de dificultades.
Entre una enorme lista de pueblos expropiados por el estado franquista, eligieron Fraguas, situado en la Sierra Gorda, en Guadalajara, por la proximidad de fuentes y de las tierras de cultivo abandonadas, y también de los antiguos frutales que ya se han podido rehabilitar. Guadalajara, junto con Soria y Teruel, son las tres provincias más despobladas del estado español con solo 1,8 habitantes por cada 10km2, la misma densidad de población de Laponia.
Comunicaron el proyecto a la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural de la Junta de Castilla La Mancha, para que tuvieran constancia de en qué consiste el proyecto de rehabilitación de Fraguas. Como es de esperar, no obtuvieron el visto bueno. La Junta de Castilla La Mancha gestiona suculentos presupuestos anuales para luchar contra el despoblamiento rural, pero con ellos solo apoyan proyectos con rendimiento económico, muy alejados de la inspiración autogestionarioa del proyecto de Fraguas.
La historia de Fraguas es la historia de un abandono programado por la administración, que afectó a numerosos pueblos de la zona. Esta aldea tiene constancia de estar habitada desde desde el siglo XIV con un máximo de 160 habitantes. Contaba con 86 vecinos cuando fue despoblado forzosamente en 1968. Como muchos otros pueblos de la Sierra Gorda, Fraguas se quedó fuera de los planes de inversión de las administraciones franquistas a finales de la década de los 50, es decir, sin acondicionamiento de comunicaciones, sin infraestructuras de aguas… Además a principios de los 60 el ICONA comienza a reforestar los montes de la zona con pinos. La huertas comunales son invadidas por estos pinos y se obliga a dejar de pastorear la zona, condenando a la ruina a la mayoría de los vecinos. Con este panorama, en 1968 se decide expropiar lo que queda del pueblo a cambio de la cifra irrisoria de 3 millones de pesetas a repartir entre las 86 personas que vivían allí, en compensación por expropiar todo el pueblo y todas las tierras colindantes.
La historia de Fraguas es más truculenta aún. Años más tarde, los terrenos sobre los que se asientan las viviendas se ceden al Ejército, que a su vez se las asigna a las COE (Cuerpos de Operaciones Especiales), conviertiéndose así Fraguas en un campo de tiro en el que prueban explosivos. Las casas son demolidas una a una probando distintos tipos de explosivos.
En 2011 estos terrenos se encuadran dentro del Parque Natural de la Sierra Norte, en Guadalajara. Sin valor ecológico, pero con interés para la caza, generan sus buenos ingresos para la Junta de Castilla-La Mancha. Lo que se vende como un Parque Natural, es en realidad una zona de cultivos de Pinos Pinaster en estado de abandono, que se constituye así como un auténtico polvorín para incendios forestales.
Finalmente, el desencuentro entre los repobladores de Fraguas y la Junta de Castilla La Mancha se cristaliza en denuncias en las que se llega a pedir penas de cárcel contra varios habitantes y que desencadenan las campañas de apoyo antirrepresivo por Fraguas.
Por último, tanto en Fraguas como en Ujados nos recuerdan que se trata de proyectos abiertos que reciben la visita de quien quiera acercarse (mejor avisando antes para planificar las comidas). Todas las manos son bienvenidas.